noviembre 06, 2006

Un díA qUe sE sUpOníA dIFerEnTe

Si esperas que te diga como se supone que tendría que ser, te equivocas.
Hoy se suponía que iba a ser el día. La calma de la paz interior, el desadosiego del vertigo a lo desconocido, el descubrimento de la vulnerabilidad universal.
No tenía que llover, no tenía que estar despejado...si estás pensando en algo más, quizás aciertes como tendría que ser.

La tierra iba a temblar, las voces iban a sonar desde lo más profundo, y nunca más nos ibamos a preocupar. Las drogas saldrían de dentro y todo lo inconcebible se haría realidad, descubriendo nuevos sabores.
Si piensas que te voy a contar algo nuevo, piénsatelo otra vez.
Mi cabeza iba a volar y a volver a tu lado con nuevos ecos, de divertidas situaciones, de llamativos gestos. Y nada de eso tendría porqué haber sucedido, si no hubiesemos soñado con ello.

Hoy iba a ser ese día. Las voces más lejanas serían las más parecidas a los murmullos interiores, la estrella y y su estela se conocerían, y las nubes se entretendrían en dibujar con gusto el contorno de la luna casi llena. El amor, el cariño y otros sentimientos iban a mirarse por fin, y ditinguirse del sufrimiento, a decirse adiós, a sonreir.

Se creyó el día distinto y se descubrió igual, que los que nos vemos, los que sonreimos a desconocidos y conocemos nuevos rincones de dos mundos tan grandes, el que nos rodea y el que tenemos. El que estuvo, está y estará...y hoy es ese día.

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