noviembre 13, 2006

HiSTorIA dE uNa cAMa qUe nO eS lA tUya...nI eS lA mÍa

Police gritaba "...no mather what they say..." en el precioso momento en el que mi cerebro recobraba a regañadientes el contacto con la realidad...
No sé cuando, hace unos seis meses, decidí ponerme "Englishman in New York" como despertador, y en ese preciso instante, había llegado el momento: estaba harto de Sting, pobrecito mío.

Mientras levantaba la cabeza de la almohada, para buscar mis pantalones, para buscar en ellos mi maldito teléfono...marditoh roedoreh (que es una frase que últimamente me ronda mucho la cabeza, pero que no consigo saber que dibujo animado la pronunciaba)...mientras levantaba la cabeza como decía, recordé que la noche antes había encontrado la canción perfecta para sustituir el "see me walking down the avenue" antes de que llegase a un punto de no retorno en mi relación con Police. Era esta deeeeeee...eeee...eh! mierda, otra vez esta resaca adosada a mi recuerdo, como una bayeta que limpia toda mancha del crimen...

¡Toda! porque al estar sentado en la cama decidí abrir los ojos y me encontré con que la realidad había cambiado. No era un cambio radical. Los robots no habian tomado el control del mundo, el ser humano no había evolucionado ni involucionado, por lo menos en el ejemplar concreto que soy yo (quizá involucionado sí,no sé). No había comenzado la hecatombe climática. La realidad había cambiado, porque era distinta a todo lo conocido.

Giré la cabeza hacia la cama mientras pensaba en la inutilidad de este gesto. Una pared con un cuadro, una estantería con una fotografía, las vistas desde una ventana pueden situarte en caso de duda, pero una cama, más grande, o más pequeña, es siempre igual. Pero la cama, seguro que compinchada con la realidad, escondía bajo las sábanas un bulto. ¿Será la propietaria de la cama? ¿Qué hice anoche?

Cené en casa, despues quedé en el bar de siempre con la gente de siempre, lo cerramos, los que quedabamos nos fuimos al de enfrente, lo cerramos, nos fuimos al centro...nos fuimos al centro...¿quienes?...ummmmm. Siempre es un consuelo, si uno no es capaz de encontrar la respuesta a sus preguntas, por lo menos saber hasta que punto es capaz de llegar. A tomar por culo Sting. Un inglés en Nueva York, oh, qué cosmopolita eres tío, qué cosmopolita soy cojones..."no mather what they say"...

Me volví a recostar en la cama, con cuidado de no molestar a la anfitriona y pensando en su identidad:
1- Seguro que era aquella camarera. La del tonteo de si el brugal o el barceló (menuda capacidad de decir chorradas que tengo cuando me pongo).
2- También podía ser alguien del último bar. Recuerdo una morenaza que bailaba con sus amigas y que me pidió un cigarro. Teoría poco sólida.
3- Podía ser esa chica que me presentaron, la amiga de mi amiga, esa que se empeñó en nuestra conexión supranatural.

Convencido de mi incapacidad para adivinar ya no el número del DNI de mi presa, sino su nombre (que vago estoy últimamente), decidí descorrer con mi pulso de cirujano resacoso las sábanas y resolver la intriga. El blanco dejó descubrir un pelo corto, negro, cortado, no sé, a lo chico. Seguí bajando la sábana mientras permanecía tumbado de medio lado y observando como quien juega al rasca y gana.

Me sorprendió una ancha espalda, llena de pelos como la mía, y unos brazos que recuerdan aun los meses de gimnasio abandonados hace poco tiempo... ya estaba claro: era otro hombre. ¡Qué gran momento! Me olvidé de la resaca y me quedé con la frialdad del cirujano, y unas tremendas ganas de volver a fumar. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Quién era él? ¿Habríamos "experimentado" juntos? ¿Seríamos dos refugiados políticos de una noche que, por lo que era incapaz de recordar, podía haber terminado siendo catastrófica? ¡Qué cabrón, cómo duerme!

Empecé a pensar que estaba para encerrarme cuando un olor a café postpuso, como cualquier otra excusa suele hacerlo, la idea de organizar seriamente un viaje de meses o años a Vietnam, o a Kingston y comenzar una vida nueva lejos de mi vida actual y mis modelos de referencia, que estaba visto que se habían desmoronado, que no servían para nada...¡pero si a mí, de toda la vida sólo me gustan las mujeres!

En un instante, la habitación se iluminó aun más, mi compañero de cama se revolvió y por la puerta una falda blanca movida con gracia por el aire apareció con una bandeja con tres cafés.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido cesar, tras horas de investigación, ante la desesperación por la frasecita que nos tuvo fritos el sábado tarde....

Pixie y Dixie es la solución!!! En concreto la frase la decía Mr. Jinks.... adjunto foto para comprobación: http://www.teacuerdas.com/images/nostalgia-animados-pixie1.jpg

Por fin puedo dormir tranquila!

césar dijo...

AJA!
NO CONTABAN CON TU ASTUCIA!!!