En la lengua un desconcertante sabor al pensarte,
sabor a lluvia,
a madera mojada, a tierra húmeda,
a tu piel mojada por esta tormenta anunciada.
Aun mojada, al pasar la lengua por tu piel me sabe a luz
a rayos del sol de la mañana,
que se revuelcan conmigo entre sábanas blancas de sueños.
Agua y luz de mi lengua,
tormenta al tacto
trueno en la boca
rayo en la piel.
Tardes de calma
de observar el río tras la ventana,
su caudal constante, tu abrazo fuerte,
mañanas de sol que entra a despertar,
de caricia tibia, compitiendo con la mía.
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