septiembre 19, 2006

Piel de sapo al rozarme,
falsas sensaciones en mi retina
pervertida por su veneno,
piel de sapo.

Falso recuerdo
de una cArcAjaDa que fue sana,
que se envenenó con su propio tacto,
y ahora le estornuda al tiempo que nos aleja.

Un aliento socorrido
por un porvenir alagüeño,
que distanciará
la tristeza y la alegría,
cada una a un lado de mi cabeza, cabeza loca por defecto.

La paciencia que no tengo me pide calma,
la calma me obliga a tragarme la nostalgia,
como la medicina de una enfermedad
que debo llevar siempre conmigo
y de la que las enfermedades pasajeras
medirán el tiempo que viva.

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