Es mucho más solitaria de lo que el triunfador suele pensar.
Está cargada de una ironía que puede saltarle a la cara como el tentáculo de un pulpo, y hacer de su victoria la desgracia de quien no sabe ser prudente.
Porque el triunfador es 1, el perdedor el otro, y todos los demás se asoman a la batalla como un historiador que curiosea una verdad ajena, que si se muestra misteriosa pierde credibilidad.
A esa sonrisa no le doy mucho tiempo. A la sonrisa del que se aleja por querer distinguirse le llueven los recelos, y el triunfador que no quiera verlo encontrará tarde o temprano la muestra inevitable de su error.
Porque los logros son del presente, tan efímeros como este. Hace falta modestia para recordarlo siempre. Ayer supe quien era Jerardo Gajardo...Hoy me ha sonreido un triunfador y he visto un halo falso en su brillo, un destello de seguridad mal creada.
La fortuna es una virtud, el éxito, un acontecimiento que no prueba necesariamente la bondad del azar con el jugador. En 1953, el abogado chileno Jenaro Gajardo Vera, registró la propiedad de la luna pagando 42.000 pesos de la época, oficializándose la escritura en el Conservador de Bienes Raíces de la ciudad de Talca. Se dice que el Presidente estadounidense Richard Nixon le pidió permiso para el alunizaje del Apolo 11. En 1967 se firmó un tratado en las Naciones Unidas que prohibía la compraventa de objetos exteriores a la tierra.
2 comentarios:
Cesar, cúanta razón tienes... pobre Jenaro Gajardo... por montones de razones... y yo quejándome de mi apellido!
Mira que has puesto todos los acentos...menos el de mi nombre!!Te lo digo porque hay confianza, si no me reprimía y ya está.
Tu apellido es mucho más sonoro, digamos que mientras gajardo suena a acido acetilsalicilico, el tuyo es más triglicerido.
...anda que me imagino como se acostaba ese tio pensando todas las noches
"ves eso de ahi, sí, sí, esa esfera blanca con lunares...pues es tuya chaval!!menudo gol le has metido al mundo!!!"
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